Aprendiendo de las rocas, que creímos estaban siempre ahí ...
En nuestra cultura occidental siempre nos han enseñado que existe lo vivo y lo inerte y que ellos se diferencian porque lo vivo tiene un ciclo: nace, crece, se reproduce y muere. Nos enseñan que una piedra es inerte porque no tiene en sí misma el poder para completar esos ciclos. Yo no se si no tienen el poder para hacerlo solas, pero quizás consideran que todo lo que las rodea es parte de ellas, porque ellas son parte de ello, y entonces no hay diferencia respecto a la fuerza motora, los ciclos suceden y ellas los experimentan.
Las rocas ígneas nacen en lo profundo de la tierra, el calor y la presión que existen bajo la corteza, que existe bajo nuestros pies pero que no sentimos, estructura sus enlaces químicos y así nacen las rocas. Según sus condiciones hay de diversos tipos, de diversos colores todas preciosas. Nosotros miramos a la tierra y al verla café, pensamos que así es kilómetros hacia abajo hasta que se transforma en magma, pues algo sabemos de cómo funcionan los volcanes. Pero en realidad no tendemos a pensar que todas las joyas que vemos en las tiendas nacen debajo de la tierra, al interior de los cerros; si la pensamos así, la tierra está envuelta de miles de colores, de miles de formas, crea mosaicos todo el tiempo en su interior.
Las rocas ígneas nacen en lo profundo de la tierra, el calor y la presión que existen bajo la corteza, que existe bajo nuestros pies pero que no sentimos, estructura sus enlaces químicos y así nacen las rocas. Según sus condiciones hay de diversos tipos, de diversos colores todas preciosas. Nosotros miramos a la tierra y al verla café, pensamos que así es kilómetros hacia abajo hasta que se transforma en magma, pues algo sabemos de cómo funcionan los volcanes. Pero en realidad no tendemos a pensar que todas las joyas que vemos en las tiendas nacen debajo de la tierra, al interior de los cerros; si la pensamos así, la tierra está envuelta de miles de colores, de miles de formas, crea mosaicos todo el tiempo en su interior.
De la tierra como de todos los padres nacen hijos e hijas, y ambos emprenden desde el corazón de su madre su propio camino, para vivir su propia vida, la vida de las piedras que siempre nos han negado. Diformismo sexual, es un concepto que aprendí y que indica que se puede distinguir un macho de una hembra a simple vista. En las rocas, aunque no lo crean puede aplicarse también, y tiene que ver con la personalidad de ellas y de cómo comienzan su viaje. Los machos nacen energéticos e impulsivos, ansiosos de comenzar a descubrir, unos verdaderos guerreros; algunos la verdad es que no lo son tanto, pero no quisiera parecer menos ante sus hermanos y al menos están de acuerdo en que la mejor manera de acabar con la presión de saber que les depara su vida es iniciar el camino de inmediato. Por todas estas razones, cualquier piedra macho iniciará su vida agarrándose del primer río de lava que encuentre que vaya en subida y emergerá a la superficie de la tierra expulsado por un volcán. Arriba se enfriará rápido, decidido se volverá solido y comenzará su viaje.
Las hembras por el contrario, se tomaran su tiempo antes de salir y a muchas habrá que ir a buscarlas. Algunas son simplemente vanidosas, y toman mucho de su tiempo recolectando minerales mientras se enfrían, pues quieren ser consideradas las más bellas, las más gemas brillantes. Otras se embellecen porque son inseguras, y otras no pensaban demasiado en el significado de la belleza, pero mientras caminan cautelosas hacia la vida, tropezaran con algunos minerales, se quedaron mirándolos y luego no podrán evitar vestirse de ellos. De todas maneras pronto se irán enfriando y muchas decidirán dormir asi, bellas, bajo el manto de su madre, esperando que su príncipe viniera a despertarlas. Solo las mujeres más curiosas se asoman antes de quedarse dormidas, y serán estas las que indiquen a los mineros donde las deberán ir a escarbar.
Otras rocas son las hijas del agua, que nacen de la creación de su movimiento. Por lo general nacen en los ríos, lagos u océanos, y se llaman sedimentarias pues son creadas como nidos, con un poco de todo lo que hay a su alrededor. Estas rocas son silenciosas pero aman narrar historias, nos hablan de lo que son, de lo que las forman, algunas incluso se embarazan de seres antiguos, para que estas no se disuelvan en el tiempo y podamos conocerlas hasta miles de años después.
Las rocas como nosotros, crean su vida mientras permanecen en esta tierra, solo que no nos damos cuenta porqué sus días son más largos, sus noches nos parecen eternas. Algunas crecen, llegan a ser inmensas, son paredes, gigantes para nosotros, empujadas por las placas tectónicas se alzan hacia el cielo. Algunas de ellas pretendan pasar la vida como cerro, pero aprendieron a aceptar que su destino será lejos de la naturaleza, pues alguien la decidió esculpir o transformar en un regalo precioso. Otras se desvisten de sus capas y, livianas, pueden rodar por los caminos, a veces con otras a veces solitarias, e incluso pueden irse en nuestros bolsillos, quedarse en nuestro hogar y permanecer allí mucho tiempo.
Hemos visto cómo nacen, cómo crecen (ya sea para hacerse más grandes o más pequeñas) y luego, mueren; aunque sea tras millones de años. Ah, aunque, antes de morir, algunas experimentan un vuelco en sus vidas, se metamorfosean. Vuelven al principio y cambian fisica y quimicamente, sienten destruir sus enlaces y formar otros, pero todo el tiempo ellas están ahí son la misma piedra, pero por haber tomado una decisión que las llevara a ese lugar, ahora son distintas. Estaban en el lugar y el momento equivocado, o quizás ahora no lo ven así, pero sucedió que en algún momento de su viaje llegaron a un lugar de subducción, donde de repente el suelo ya no era tan sólido y vieron pasar una placa por sobre su cabeza mientras permanecían en la inferior, de repente eran reabsorbidos por la tierra. Algunas, las ígneas, recordaron su infancia, las sedimentarias por su parte, nunca habian estado allí y guardaron silencio o abrazaron más cerca sus fósiles; todas estaban ahí expectantes y de repente el calor y la presión comenzaron a rodearlas. El calor cambió su forma, la presión cambió sus enlaces y la vida las hizo de nuevo, las hizo cuestionarse todo lo que habían aprendido durante millones de años, les hizo cuestionarse todo lo que afirmaron ser y nacieron renovadas o desconcertadas, metamórficas, a conocer el mundo una vez más.
Finalmente, si mueren. Tras un camino inextendible en estas páginas o en estas palabras. Algunas mueren de a poco, son impactadas año tras año por los elementos de medio, moldeadas por la lluvia, expandidas por el calor, contraídas por el frío, el hielo, deshojadas por el viento, pulverizadas por las vidas de todos quienes las recorrimos, apretadas por las raíces de las plantas, martilladas por quienes las convierten en esculturas o material de construcción. Hay otras que no sobreviven su metamorfosis, y frente el calor y la presión de un nuevo renacen deciden fundirse con el todo, volver a ser parte del magma que los creó. De alguna de las dos formas las rocas conocen el vacío de dejar de ser rocas y volverse parte del todo de la lava, del suelo, de la arena, de la creación.
Recuerdo haber visto que para los hinduistas, en la rueda de la reencarnación también estaba presente el reino mineral, uno también podría reencarnarse en roca y ahora entiendo porque, ellos eran más sabios. Las rocas también tienen una vida, es tan larga que a nosotros se nos desfigura, pero existe, ellas también están vivas, también tienen su historia, aprenden de sus ciclos.









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